Dos caballitos de batalla para la cocina: el clásico pastel de carne bien especiado y una quiche de placa para salvar la semana
Encontrar una receta que sea fácil, rendidora y que le guste a todo el mundo puede ser un desafío. Pero la solución a veces está en los clásicos reversionados o en opciones más modernas cargadas de verduras. Hoy, exploramos dos platos fuertes que se hornean y resuelven cualquier comida, ya sea para el domingo o para organizar el morfi de la semana.
Un clásico que nunca falla: Pastel de carne especiado
El pastel de carne es un plato que muchos asocian con la comida casera. Esta versión, sin embargo, le da una vuelta de tuerca con un sabor bien intenso gracias a una mezcla potente de especias. Se trata de una preparación jugosa y aromática, ideal para la mesa familiar, e incluso se la menciona como una opción válida para la mesa patria del 25 de mayo. Lo mejor es que es extra fácil de hacer.
El secreto está en la mezcla
Para arrancar, se necesita medio kilo de carne picada, que si es cortada a cuchillo suma más textura. A eso se le incorpora cebolla y ajo bien picados, comino, pimentón, y las versiones en polvo de ajo y cebolla. El aglutinante es clave: dos huevos, una taza de pan rallado y un cuarto de taza de leche para asegurar esa textura jugosa. La preparación es directa; se mezcla todo en un bol hasta obtener una mezcla homogénea. No hay que tener miedo de usar las manos para integrar bien.
La alternativa vegetariana: Quiche de placa para multitudes
Pero si la idea es ir por algo más liviano o sumar más verduras, hay una opción que está ganando terreno: la quiche en placa de horno. Este formato es perfecto para alimentar a varios o para dejar listas las porciones del desayuno o la cena de la semana. Es una comida versátil, llena de proteínas, que funciona bien a cualquier hora del día.
La gran ventaja es que no hay que lidiar con una masa complicada. La base es una mezcla de huevo, que gracias al agregado de espinaca, brócoli y queso parmesano, queda sabrosa y contundente. La combinación de la espinaca tierna, el brócoli asado y el toque salado del queso hacen que cada bocado sea satisfactorio.
Claves de cocción para un resultado perfecto
En el caso del pastel de carne, el horno debe estar precalentado a 180°C. Se vuelca la mezcla en una budinera o molde para torta engrasado y se hornea unos 45 minutos. El truco infalible para saber si está listo es el mismo que el de una torta: clavar un palito y, si sale seco, está listo. Un dato importante: hay que dejarlo reposar unos minutos antes de cortarlo, así se enfría un poco y no se rompe.
Para la quiche, la preparación requiere otros pasos. El horno va más bajo, a 150°C (300°F). Primero, hay que saltear el ajo y la espinaca (un paquete de 10 onzas) en una sartén. Este paso es crucial: hay que escurrir bien la espinaca después, apretándola con papel de cocina, para evitar que la quiche quede aguada. Aparte, se baten los 18 huevos con una taza de “half-and-half” (mitad crema, mitad leche), una cucharada de mostaza de Dijon, sal y pimienta. Se vierte todo en la placa de horno preparada, se esparcen los dos tazas de brócoli picado, la taza de parmesano y la espinaca cocida. Se hornea entre 28 y 30 minutos, rotando la placa a mitad de camino para que la cocción sea pareja.
Más que sabor: el aporte nutricional
Estos platos no solo son ricos. La quiche, por ejemplo, es una fuente importante de nutrientes. La espinaca aporta hierro y fibra. El brócoli, como otras crucíferas, tiene beneficios conocidos por sus fitoquímicos como el sulforafano. Los huevos, por supuesto, son una fuente excelente de proteína y colina, buena para el cerebro, además de vitamina D. El parmesano, además de sabor, es bajo en lactosa, lo que suele ser una buena noticia para los sensibles. Por su parte, el pastel de carne ofrece una dosis contundente de proteínas para una comida bien completa.
