El poder de las flores: de la nueva tradición en Argentina a la lucha climática del cempasúchil en México
Las flores ocupan un lugar central en diversas culturas latinoamericanas, dando vida a tradiciones tanto nuevas como ancestrales. Mientras en Argentina una tendencia reciente, impulsada por las redes sociales, llena de color el inicio del otoño, en México, una flor sagrada enfrenta una batalla crucial por su supervivencia debido al cambio climático.
El fenómeno de las flores amarillas en Argentina
Cada 21 de marzo, Argentina vive una particularidad: aunque el calendario marca el inicio del otoño en el hemisferio sur, se popularizó masivamente el gesto de regalar flores amarillas. Esta fecha coincide con el inicio de la primavera en el hemisferio norte, pero la verdadera raíz del fenómeno es cultural y mediática. La tendencia, impulsada fuerte por TikTok, se basa en la canción “Flores Amarillas” de la recordada telenovela argentina “Floricienta”, emitida entre 2004 y 2005. El acto de regalar estas flores simboliza el amor, la felicidad y el reconocimiento de logros, adoptando la alegría y energía asociadas a la primavera.
El cempasúchil, símbolo ancestral mexicano
En contraste con la nueva costumbre argentina, México celebra una de sus tradiciones más profundas con el cempasúchil. Conocida como la “flor de muertos”, esta luminosa flor naranja es el eje central de las celebraciones del Día de Muertos, cada 1 y 2 de noviembre. La creencia sostiene que sus pétalos vibrantes y su aroma sirven como un puente, guiando a las almas desde el mundo de los muertos hasta los altares que sus familias vivientes preparan para ellos.
Una tradición amenazada por el cambio climático
Pero esta tradición ancestral está en jaque. Productores como Lucía Ortiz, de 50 años, que cultiva la flor en las granjas y canales de Xochimilco, en las afueras de la Ciudad de México, están sufriendo los impactos directos del cambio climático. Los agricultores, que dependen de los ciclos del clima y se encuentran en la primera línea de la crisis, reportan pérdidas devastadoras. Este año, muchos productores de cempasúchil afirman haber perdido hasta la mitad de sus cosechas debido a lluvias torrenciales y, en otros momentos, a sequías prolongadas.
El impacto económico y la lucha diaria
“Este año perdimos muchísimo. Nos costó mucho esfuerzo cultivar el cempasúchil. Hubo momentos en que no teníamos plata para comprar el fertilizante que necesitábamos”, relató Ortiz. El impacto no es solo cultural; esta flor es un motor económico crucial en todo México. Grupos comerciales proyectan que la venta de cempasúchil generará ganancias de casi 2.7 millones de dólares para los agricultores en 2025. La lucha diaria es palpable, ya que las lluvias excesivas traen plagas, enfermedades y pudren las raíces de las plantas.
La paradoja: producción récord en medio del riesgo
Los agricultores comienzan a plantar las semillas de cempasúchil en julio, esperando el final de la temporada de lluvias. Sin embargo, los patrones climáticos erráticos han complicado todo. Cifras del gobierno indican que las lluvias torrenciales de este año arrasaron más de 37.000 acres de cultivos en el país. En una visita a los campos de Xochimilco, la alcaldesa de la Ciudad de México, Clara Brugada, señaló que hasta 2 millones de plantas de cempasúchil estuvieron en riesgo. A pesar de esto, Brugada afirmó que la producción este año rompió simultáneamente un récord de 6 millones de plantas, ya que los agricultores aumentan sus esfuerzos para satisfacer una demanda creciente, aun cuando el cultivo se vuelve cada vez más precario.
